Pride

"Porque lo que nos habéis dado, es más que dinero; es amistad. Y cuando combates contra un enemigo, que es más grande y más fuerte que tú, descubrir que tienes un amigo, del que no sabías nada, es lo mejor que hay en el mundo. Así que gracias."



Abriendo con el famoso himno obrero Solidarity Forever, acompañado de varias imágenes de grupos mineros en huelga, Pride nos sitúa en Londres, en la marcha del Orgullo de 1984. Margaret Thatcher gobierna con mano firme, los grupos mineros se alzan en huelga general, y el miedo a la aparición del SIDA puebla todo el Reino Unido. Mark Ashton, un joven activista gay, reúne unos cuantos cubos de forma improvisada, y comienza a recaudar dinero para los mineros en plena manifestación. Tras esta propuesta, un pequeño grupo toma forma: LGSM (Lesbians and Gays Support Miners. o Lesbianas y Gays Secundan a los Mineros en la localización al castellano). Sin embargo, se encontrarán con un rechazo tras otro, hasta que una idea lo cambiará todo: llamar a un pueblo minero en Gales. Desde ese momento, comenzará una historia de convivencia, aprendizaje y, sobre todo, solidaridad, que llevará a ambas comunidades a hermanarse y conseguir un futuro mejor.

Se trata de un largometraje estrenado en 2014, de producción británica, nominado a un globo de oro y a un premio BAFTA. Dos horas de duración, un reparto e interpretación buenos, un desarrollo algo predecible, pero con sorpresas, y que, en general, deja un buen sabor de boca.




Tras esta pequeña sinopsis, pasemos a lo importante aquí: por qué estoy hablando de Pride.
Comenzamos a ver esta película en clase de filosofía, cuando terminamos los exámenes. Mi profesora dirigía este año la campaña contra la LGTBfobia del instituto, y, de una manera u otra, yo me sentí implicado. Sabía que, por poco que fuera, estaba haciendo algo, contribuyendo a hacer del mundo un lugar más respetuoso, sin miedo a lo diferente, y con mis principios por delante. Pero, ¿para qué hacerlo? ¿Para qué malgastar mi tiempo en algo mal organizado, sabiendo que nadie le va a prestar atención? Muy fácil; sabía que, pese a no haber ninguna recompensa a corto plazo, e incluso poder ganar más desaprobación que otra cosa, era lo que debía hacer. Y esta película nos muestra justamente eso.





Haciendo uso de material histórico, nos enseña un rechazo que dista mucho de ser una simple invención. ¿Cómo negaría el Sindicato Nacional de Mineros una ayuda así? O mejor dicho, ¿por qué lo haría? ¿Qué motivos llevan a un grupo de trabajadores a interrumpir su charla y mirar, despectivamente, a un grupo de personas cuya orientación sexual es diferente? Y lo más importante, te lleva a cuestionarte la siguiente pregunta: ¿cómo podemos seguir arrastrando esta clase de rechazo e invisibilización?

LGSM, con apenas once miembros activos, es un grupo muy diverso, con diferentes opiniones, miedos, y también prejuicios. A lo largo de la película, lo conoceremos en profundidad, y seremos testigos de algunos acontecimientos que nos harán querer estar ahí y decir cuatro cosas bien dichas, pues, como dije antes, la injusticia está muy presente, desde un escupitajo a los pies hasta una paliza, pasando por pintadas o arresto domiciliario. Cada personaje ve la situación de una forma personal, y a la vez tiene su conflicto propio, pero todo forma parte del mismo miedo, del mismo rechazo y odio, mostrado a través de prejuicios. Cabe destacar la siguiente cita de uno de los mineros, cuando LGSM llega a Gales:

"No tengo prejuicios, soy realista. Sé cómo son estos pueblos pequeños, y también sé cómo van a reaccionar los mineros. Los conozco, estoy de puto piquete con ellos día tras día. [...] Espero que tú y tu maldito comité podáis garantizar su seguridad. De verdad lo espero."


Estamos ante un himno a la unión y la solidaridad hecho película, en el que no sólo se clama la libertad de poder querer a alguien sin miedo, sino también un marcado grito por los derechos laborales y el movimiento obrero. El derecho a protestar, y ser libres de hacerlo, para arreglar el mundo. El miedo a defender quién eres, y el daño que provoca ocultarlo, mucho mayor que el físico. También estamos ante una prueba de que el miedo solo parte del desconocimiento, del qué dirán, de lo que pasará en un futuro que, sin duda, se puede cambiar.




"En el centro de asistencia hay un estandarte que tiene más de cien años. [...] Es un símbolo, así, ¿ves? Dos manos. Es lo que significa el movimiento obrero, o debería significar; tú me apoyas a mí, yo te apoyo a ti; seas quien seas, vengas de donde vengas; hombro con hombro, mano con mano."

Pride es el homenaje a un apretón de manos, el de dos comunidades marginales muy diferentes y reacias a la convivencia en un principio, que se unieron, y consiguieron grandes logros; pero también es un recordatorio de que la lucha no se hace sola, de que debemos llevar nuestros principios bien altos, y estar orgullosos de saber que hacemos lo correcto. Sin duda alguna, recomiendo esta película a todo el mundo, por todo lo que representa, y todo lo que puede enseñar.

Gracias por leer, aquí me despido. Nos vemos.




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