Érase una vez, en un
rincón olvidado de un videojuego, un pequeño NPC. «Player.bmp», se llamaba. Era
uno de esos personajes secundarios, muy secundarios, de un juego de rol
cualquiera. Tenía su casa, su familia, y su frase. Una frase corta, repetitiva y
sin gracia, como cualquier personaje de relleno en un videojuego. Sin embargo,
Player era algo más que eso, y quería convencer a los demás de ello. Lo intentó
y lo intentó, pero uno no puede comunicar demasiado con dos animaciones simples
y una sola frase. Sin embargo, este valiente NPC se aventuró a desafiar no solo
a su juego, sino al mundo entero. Aunó todas sus fuerzas; intentó desplazar
aquella barrera que delimitaba sus movimientos, pero no dio resultado. Día a
día, veía personajes principales pasar por su casa, hablar con él y curiosear
sus libros, libros que nunca había podido leer, pues se mantenía firme, quieto,
como su función mandaba.
Las semanas pasaban, y
Player se sentía cada vez más solo. Miraba a su familia, a la que apenas
conocía, y se preguntaba cómo no estaban hartos de lo mismo. Un ciclo de noche,
mientras su casa estaba cerrada, se escuchó una gran explosión. Quiso mirar qué
era, pero, naturalmente, no podía. La luz entraba por las ventanas, y Player,
desesperado, volvió a unir todas sus fuerzas, esperando una respuesta. De
repente, y sin ningún esfuerzo, Player cayó al suelo. Había abandonado su pose,
su lugar, su eterna e inmóvil prisión. No sabía por qué, pero no había tiempo
para hacerse preguntas; tenía que saber qué era esa luz. Al salir de su casa,
contempló un mundo que sólo había visto vagamente retratado en uno de esos
cuadros mal dibujados de su casa. Ante sus ojos se abría un horizonte inmenso,
y a lo lejos, un enorme píxel blanco, apoyado sobre una gran montaña. No sabía
muy bien por qué, pero tenía que llegar hasta él.
Fueron duros días para
Player. Primero, tuvo que atravesar el desierto, y huir de terribles monstruos.
Pasó después por el plano helado, en el que una familia de amables comerciantes
le prestó refugio, e incluso se atrevió a tratarlo como a un aventurero. Cada
vez estaba más cerca de la ladera de aquella montaña, y más imposible parecía
su objetivo; pero Player no se rindió. Finalmente, cuando apenas quedaban unos
pasos para tocar el brillante píxel, que le triplicaba en tamaño, echó la vista
atrás para contemplar todo su camino, y apenas recordar cómo o por qué empezó
todo.
Player alzó su mano, poco
a poco, y todo se envolvió en luz. Al otro lado del píxel, esperaba un nuevo
mundo; una nueva aventura que recorrer. Un desafío. Pero Píxel vio que no
estaba solo. Otros personajes de diferentes lugares le daban la bienvenida, y
lo felicitaban. Por haber dicho «basta». Por innovar. Por atreverse a hacer
algo diferente, pese a ser un simple NPC con dos animaciones y una sola frase.
Y os diré algo; si Player.bmp puede hacerlo, nosotros también. Este proyecto
nace como prueba de ello, y cuando pase el tiempo y miremos atrás, lectores y
redactores, podremos decir que habrá valido la pena; estoy seguro.
Bienvenidos a PowerUp.
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